El 20 de noviembre de 1845 se produjo la batalla de la Vuelta de Obligado sobre el río Paraná, en la zona de San Pedro, provincia de Buenos Aires. Si bien se perdió el combate, producto del heroísmo con que se defendió el territorio, aquel día fue declarado por Ley (en 1974) como el Día de la Soberanía Nacional.
Ese día, soldados argentinos rechazaron la invasión del ejército anglo-francés, que pretendía colonizar los territorios de nuestro país. Aquel ejército tenía como objetivo avanzar sobre el actual territorio argentino para controlar los ríos y beneficiarse así comercialmente. El Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado desde el exilio por el general José de San Martín, preparó una resistencia y lo impidió.
Las fuerzas invasoras buscaban ingresar por el Paraná y controlar la navegación de los ríos. Las tropas nacionales se anticiparon en un estrecho recodo de ese río: la Vuelta de Obligado. El general Lucio Mansilla estuvo al frente de esta resistencia ordenando desplegar alrededor de 160 cañones en la margen derecha del río, hizo tender tres gruesas cadenas de costa a costa (apoyadas en más de veinte lanchones, muchos de ellos cargados de explosivos) y dispuso, en ambos lados de la costa, a cuantiosas milicias integradas principalmente por gauchos.
El número de fuerzas enemigas superaba ampliamente en cantidad y modernidad de su armamento a las argentinas, que sin embargo no se amedrentaron y pelearon durante siete horas. El combate culminó con el triunfo militar de la flota anglo francesa, sin embargo, se logró que las tropas adversarias no pudieran ocupar las costas, objetivo necesario para poder adentrarse en el territorio argentino. Por esta razón, la resistencia popular desplegada en la batalla de la Vuelta de Obligado adquirió una enorme repercusión y fue ampliamente elogiada en el continente americano.
La resistencia a la invasión extranjera logró la defensa del país en términos de fronteras y de asuntos comerciales, ya que se evitó que colocaran en el mercado los productos extranjeros desplazando a los artículos locales.
El acontecimiento sirvió para ratificar y garantizar la soberanía nacional, implicó la firma de un tratado de paz entre Argentina, Francia y Gran Bretaña, y quedó grabado en la historia como un símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.